Ya hemos visto dos de los aspectos interesantes de Dresde: la ciudad histórica, básicamente alojada en la Altstadt, y la ciudad popular y artística, básicamente alojada en alguna zona de la Neustadt. Pero si no deseamos ninguna de esas dos cosas, sino que queremos disfrutar de la paz y la armonía en un bello parque, Dresde también tiene algo que ofrecernos: el Grosser Garten (el parque grande). Si ya de por sí los parques alemanes suelen ser grandes, imaginad cómo debe ser este si ellos mismos ya lo llaman así. Se encuentra al Este de la Altstadt, algo más allá de otro punto interesante: la fábrica de Volkswagen (32). Esta fábrica está hecha básicamente de cristal, por lo que se puede ver desde fuera una buena parte de lo que hay dentro, tanto oficinas, como los coches alineados en el edificio cilíndrico que se ve al fondo. Enfrente de la fábrica se monta un animado mercado, y algo más al Sur se encuentra el estadio de fútbol.
Vale la pena mencionar una curiosidad respecto a esta fábrica, y es que parte de su mercancía viaja en tranvía. Dresde es una ciudad con un amplio y eficiente servicio de tranvía, que sin duda es el medio de transporte más utilizado. No hay un tráfico agobiante ni tampoco un gran gentío por las calles. Casi todo el mundo se mueve usando el tranvía o también, aunque menos, los autobuses. Pues bien, algunos autobuses, en lugar de ser del característico color amarillo, son azules y se usan para el transporte (33), de modo que las vías del tranvía se introducen dentro de la fábrica y salen de ella, imagino, con los coches que luego viajarán en tren hasta su destino.
Ya que estoy con el tranvía, aprovecho para mencionar una curiosidad. En Berlín, se observaba en la gente el típico comportamiento que uno espera de los alemanes: nadie pasa un semáforo en rojo, y todos respetan al máximo las normas. En Dresde, en cambio, la gente adopta más bien la actitud de pasar a su aire, fiándose más de lo que se ve venir que de lo que diga el semáforo, cuando lo hay. Supongo que la abundancia de vías de tranvía que cruzan las calles y la relativa escasez de tráfico contribuyen a que la gente tenga esta actitud más informal.
Y respecto a los semáforos, ¿recordáis que en Berlín se le daba mucha importancia al "ampelman" y se vendían recuerdos relacionados? Pues bien, aparte del hombre con el sombrero, aquí es posible ver también el semáforo de la niña con trenzas (34,35).
Pues bien, desde la fábrica de Volkswagen, si miramos al Oeste, podemos ver, a lo lejos, la torre del ayuntamiento, tras una amplia zona verde (36). Si giramos y miramos al Este, veremos la entrada del parque, aunque no seremos aún capaces de vislumbrar el final de la avenida que en él se adentra (37). Si caminamos un poco, llegaremos a ver cómo unas vías atraviesan nuestro camino (38). Se trata de un pequeño tren con el que se puede recorrer el parque sin que la familia se canse demasiado. Los niños se lo pasan especialmente bien de esta manera.
Si seguimos caminando un buen trecho, veremos por fin, a lo lejos, un bonito palacio, rodeado de un jardín y algunas estatuas (39). Al acercarnos, podemos ver que las dos estatuas que custodian la entrada representan, cada una de ellas, a un centauro raptando a una ninfa (40). En realidad, las escenas bucólicas o con referencias al amor, a Baco, a los Sátiros, etc., se dan mucho en el entorno del palacio, como se ve en el jardín que hay delande de él, en el que también se representa un rapto(41), o la fachada del propio palacio, donde se puede ver la cabeza del sátiro (42). El palacio está algo deteriorado, pero es bonito (43) y tiene una hermosa vista a su alrededor (44). Lástima que sólo está abierto a visitas en unos días y horarios muy concretos, y no fue el caso de la mañana que tuve libre para pasarme por allí.
Ya más al Este, se extiende una parte del parque igual de grande que la que ya hemos recorrido. En ella pueden verse lagos surcados por patos y cisnes (45), ardillas que se acercan a nosotros (46), canales bordeados por árboles de diversas especies (47), o incluso una pequeña península dentro del lago, en la que se puede uno tomar algo tranquilamente, o tomar un bote para pasear por el agua (48). Los animales que pueblan el parque sorprenden por la facilidad con la que se acercan al visitante. Tanto los pájaros como las ardillas parecen no tener ningún temor de ti, y dejan que les hagas fotos sin ningún problema. En definitiva, todo un entorno ideal para relajarse, hacer algo de deporte, o simplemente respirar algo de aire puro.
Esto fue lo que dio de sí mi visita a Dresde, puesto que dispuse de tan sólo un par de días escasos para recorrerla. Llegó entonces el momento de partir hacia la famosa ciudad de Praga, y realicé el trayecto en tren. Hay unos 200 Km entre ambas, y se pueden recorrer en un par de horas por un módico precio. Además, el trayecto es bastante bonito, puesto que la vía del tren va bordeando el río casi todo el tiempo, y siempre hay rincones interesantes que ver, especialmente en las cercanías de la localidad de Bad Schandau. Intenté lanzar alguna fotografía y, aunque la calidad no es la mejor, debido a la suciedad del cristal y a la velocidad del tren, se puede uno hacer una idea de cómo es el recorrido (49,50). La verdad es que no se hacen pesadas las dos horas y cuarto de tren, admirando un entorno como este.
El viaje no es caro si uno acepta realizarlo en un tren normal y corriente (EC). Se puede hacer en uno más parecido a nuestros Alvia/Altaria (los ICE), pero son más caros. A mí me costó unos 20 euros viajar de una ciudad a otra. Eso sí, el tren parecía de hace 20 años, y durante el viaje de ida (porque aunque he comenzado explicando Dresde, primero llegué a Praga) ni siquiera pusieron el aire acondicionado. También está la opción de hacer viajes de este tipo con regionales, que todavía son más baratos, sobre todo si se viaja en grupo, pero entonces ya sí que es una paliza. Al menos hay variedad donde escoger, no como en España, donde Renfe te da casi siempre una sola opción (si es que la hay).
Vale la pena mencionar una curiosidad respecto a esta fábrica, y es que parte de su mercancía viaja en tranvía. Dresde es una ciudad con un amplio y eficiente servicio de tranvía, que sin duda es el medio de transporte más utilizado. No hay un tráfico agobiante ni tampoco un gran gentío por las calles. Casi todo el mundo se mueve usando el tranvía o también, aunque menos, los autobuses. Pues bien, algunos autobuses, en lugar de ser del característico color amarillo, son azules y se usan para el transporte (33), de modo que las vías del tranvía se introducen dentro de la fábrica y salen de ella, imagino, con los coches que luego viajarán en tren hasta su destino.
Ya que estoy con el tranvía, aprovecho para mencionar una curiosidad. En Berlín, se observaba en la gente el típico comportamiento que uno espera de los alemanes: nadie pasa un semáforo en rojo, y todos respetan al máximo las normas. En Dresde, en cambio, la gente adopta más bien la actitud de pasar a su aire, fiándose más de lo que se ve venir que de lo que diga el semáforo, cuando lo hay. Supongo que la abundancia de vías de tranvía que cruzan las calles y la relativa escasez de tráfico contribuyen a que la gente tenga esta actitud más informal.
Y respecto a los semáforos, ¿recordáis que en Berlín se le daba mucha importancia al "ampelman" y se vendían recuerdos relacionados? Pues bien, aparte del hombre con el sombrero, aquí es posible ver también el semáforo de la niña con trenzas (34,35).
Pues bien, desde la fábrica de Volkswagen, si miramos al Oeste, podemos ver, a lo lejos, la torre del ayuntamiento, tras una amplia zona verde (36). Si giramos y miramos al Este, veremos la entrada del parque, aunque no seremos aún capaces de vislumbrar el final de la avenida que en él se adentra (37). Si caminamos un poco, llegaremos a ver cómo unas vías atraviesan nuestro camino (38). Se trata de un pequeño tren con el que se puede recorrer el parque sin que la familia se canse demasiado. Los niños se lo pasan especialmente bien de esta manera.
Si seguimos caminando un buen trecho, veremos por fin, a lo lejos, un bonito palacio, rodeado de un jardín y algunas estatuas (39). Al acercarnos, podemos ver que las dos estatuas que custodian la entrada representan, cada una de ellas, a un centauro raptando a una ninfa (40). En realidad, las escenas bucólicas o con referencias al amor, a Baco, a los Sátiros, etc., se dan mucho en el entorno del palacio, como se ve en el jardín que hay delande de él, en el que también se representa un rapto(41), o la fachada del propio palacio, donde se puede ver la cabeza del sátiro (42). El palacio está algo deteriorado, pero es bonito (43) y tiene una hermosa vista a su alrededor (44). Lástima que sólo está abierto a visitas en unos días y horarios muy concretos, y no fue el caso de la mañana que tuve libre para pasarme por allí.
Ya más al Este, se extiende una parte del parque igual de grande que la que ya hemos recorrido. En ella pueden verse lagos surcados por patos y cisnes (45), ardillas que se acercan a nosotros (46), canales bordeados por árboles de diversas especies (47), o incluso una pequeña península dentro del lago, en la que se puede uno tomar algo tranquilamente, o tomar un bote para pasear por el agua (48). Los animales que pueblan el parque sorprenden por la facilidad con la que se acercan al visitante. Tanto los pájaros como las ardillas parecen no tener ningún temor de ti, y dejan que les hagas fotos sin ningún problema. En definitiva, todo un entorno ideal para relajarse, hacer algo de deporte, o simplemente respirar algo de aire puro.
Esto fue lo que dio de sí mi visita a Dresde, puesto que dispuse de tan sólo un par de días escasos para recorrerla. Llegó entonces el momento de partir hacia la famosa ciudad de Praga, y realicé el trayecto en tren. Hay unos 200 Km entre ambas, y se pueden recorrer en un par de horas por un módico precio. Además, el trayecto es bastante bonito, puesto que la vía del tren va bordeando el río casi todo el tiempo, y siempre hay rincones interesantes que ver, especialmente en las cercanías de la localidad de Bad Schandau. Intenté lanzar alguna fotografía y, aunque la calidad no es la mejor, debido a la suciedad del cristal y a la velocidad del tren, se puede uno hacer una idea de cómo es el recorrido (49,50). La verdad es que no se hacen pesadas las dos horas y cuarto de tren, admirando un entorno como este.
El viaje no es caro si uno acepta realizarlo en un tren normal y corriente (EC). Se puede hacer en uno más parecido a nuestros Alvia/Altaria (los ICE), pero son más caros. A mí me costó unos 20 euros viajar de una ciudad a otra. Eso sí, el tren parecía de hace 20 años, y durante el viaje de ida (porque aunque he comenzado explicando Dresde, primero llegué a Praga) ni siquiera pusieron el aire acondicionado. También está la opción de hacer viajes de este tipo con regionales, que todavía son más baratos, sobre todo si se viaja en grupo, pero entonces ya sí que es una paliza. Al menos hay variedad donde escoger, no como en España, donde Renfe te da casi siempre una sola opción (si es que la hay).
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