Chequia no es sólo Praga. Hay algunos lugares interesantes que visitar a no mucha distancia, y entre ellos destaca el que forman los pueblos de Sedlec y Kutná Hora. En realidad ambos pueblos están prácticamente unidos, ya que las edificaciones de Kutná Hora acaban juntándose con las de Sedlec. Es posible llegar a la estación de tren de Kutná Hora mediante unos trenes regionales algo antiguos, como el que se ve en la fotografía de color verde (1). En que está al lado, de color rojo, es un trenecito que realiza el trayecto local por los alrededores del pueblo. Realiza dos paradas a partir de la estación principal, una cerca de Sedlec, y otra cerca del casco antiguo de Kutná Hora. Por tanto, una vez llegamos a la estación, debemos subir a ese tren, o bien desplazarnos andando hasta Sedlec. Esto último fue lo que hice yo. Una vez allí podemos admirar en el interior de una sencilla iglesia rodeada de un cementerio (2), uno de los trabajos artísticos más extraños y pintorescos del mundo: el osario de Sedlec (3). Se trata de un adorno a base de huesos humanos, que se realizó en 1870. En Internet podéis encontrar abundante información sobre ella. Los huesos adornan las paredes y el techo (4,5), se amontonan en unos curiosos pilares semejantes a hornos (6,7), e incluso sirven para fabricar la lámpara o los alrededores del Cristo (8,9,10). Una de las obras más destacables de la capilla es un escudo realizado con huesos, y de él especialmente una figura que representa un cuervo clavando el pico en el ojo de un turco (11,12). También destacables son la araña del techo (13) y una copa que hay en la entrada (14).
Al lado de esta pequeña iglesia, se encuentra otra mucho mayor y de nombre mucho más largo (Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora y San Juan el Bautista), que casi podría considerarse catedral (15). Es una iglesia con un interior muy sencillo, pero preciosa, y que actualmente aún se está restaurando, aunque ya muestra un aspecto magnífico (16,17,18,19).
Desde allí hay que caminar un buen trecho (o subirse al trenecillo que he mencionado antes) para llegar a la zona histórica de Kutná Hora. Es un área bastante pequeña. Destaca sobre todo su plaza (20,21,22) y también la llamada "Casa de Piedra" (23). Lamentablemente, no disponía de más que de una mañana para verlo todo, así que apenas puedo reflejar el interés del lugar, salvo algún que otro rincón que fotografié (24).
Llegamos por fin al puente (o más bien un pasaje, al lado del cual está el Colegio Jesuíta) que nos conduce al monumento más importante de la localidad, la Iglesia de Santa Bárbara. Este puente está adornado por estatuas, igual que el de Carlos de Praga, pero aquí cobran una belleza especial por la cercanía de la iglesia y por el valle que hay a un lado del pasaje (25, 26, 27, 28, 29). Verdaderamente destacable es la belleza de ese valle (30), con el pueblo a un lado, la iglesia y el colegio al otro (30b), y las estatuas en medio. Sin duda algo que merece la pena visitar.
En cuanto a la iglesia, muy bien conservada, llama la atención su techo con forma de tienda de campaña, y también la belleza del interior, con los escudos que adornan el techo (31,32,33,34,35). Una de las más bonitas iglesias que he visto, sin duda.
Ya por la tarde tuve que terminar la visita a este bonito pueblo, y sólo pude echar alguna foto a algún rincón (36) antes de volver al tren y regresar a Praga.
Al lado de esta pequeña iglesia, se encuentra otra mucho mayor y de nombre mucho más largo (Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora y San Juan el Bautista), que casi podría considerarse catedral (15). Es una iglesia con un interior muy sencillo, pero preciosa, y que actualmente aún se está restaurando, aunque ya muestra un aspecto magnífico (16,17,18,19).
Desde allí hay que caminar un buen trecho (o subirse al trenecillo que he mencionado antes) para llegar a la zona histórica de Kutná Hora. Es un área bastante pequeña. Destaca sobre todo su plaza (20,21,22) y también la llamada "Casa de Piedra" (23). Lamentablemente, no disponía de más que de una mañana para verlo todo, así que apenas puedo reflejar el interés del lugar, salvo algún que otro rincón que fotografié (24).
Llegamos por fin al puente (o más bien un pasaje, al lado del cual está el Colegio Jesuíta) que nos conduce al monumento más importante de la localidad, la Iglesia de Santa Bárbara. Este puente está adornado por estatuas, igual que el de Carlos de Praga, pero aquí cobran una belleza especial por la cercanía de la iglesia y por el valle que hay a un lado del pasaje (25, 26, 27, 28, 29). Verdaderamente destacable es la belleza de ese valle (30), con el pueblo a un lado, la iglesia y el colegio al otro (30b), y las estatuas en medio. Sin duda algo que merece la pena visitar.
En cuanto a la iglesia, muy bien conservada, llama la atención su techo con forma de tienda de campaña, y también la belleza del interior, con los escudos que adornan el techo (31,32,33,34,35). Una de las más bonitas iglesias que he visto, sin duda.
Ya por la tarde tuve que terminar la visita a este bonito pueblo, y sólo pude echar alguna foto a algún rincón (36) antes de volver al tren y regresar a Praga.
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